22 de octubre de 2010

Renacimiento

Luego de varias centurias volví a recibir un pequeño halago a mi escritura, y aunque no quiero reconocerlo -y no lo estoy haciendo- la verdad es que si fue un pequeño aliciente a mi pequeño ego, y bueno -Gracias Yanin- he decidido volver a escribir un poco, no en esta mamada de blog, sino de mi muñon y letra, en hojas de libreta, recicladas o blancas, en mi cuarto solitario y en mi casa vacía, a ver si me vuelve a crecer aunque sea un poco la mano, a ver si me vuelve a ayudar un poco y a ver si todo vuelve a tener un significado aunque la misma desición realmente no importe, a ver si puedo escribir una obra de teatro que funcione, a ver si me da consejos Ibargüengoitia o si Cortazar me presta su voz de gato o Borges la suya sabia, o a ver si entiendo la voz  poderosa de Neruda o la dolorosa de Sabines o a ver si encuentro la mía, la mía que es como de niño-perro, como de aprendiz-pendejo, como de muerte fingida, como dramática paranoia, como de un cuarto de cuanto o como de cuantos continuos, como de mal holograma como de... bah... es como si no existiera... carajo...